En un restaurante un hombre gritó de pronto: "¡Mi hijo se ahoga! ¡Se tragó una moneda! ¡Ayúdenme por favor!"
Un hombre que estaba en una mesa vecina se levantó y dijo que el tenÃa mucha experiencia en este tipo de asuntos. Caminó hacia el pequeño sin mostrar ningún signo de preocupación, puso sus manos alrededor del cuello del niño y apretó. Inmediatamente, la moneda saltó por los aires. El hombre regresó a su mesa como si nada hubiera pasado.
¡Gracias, gracias!" gritó el padre. "¿Es usted paramédico?"
"No," respondió el hombre. "Trabajo para la oficina de recaudación de impuestos."
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